“Pero… Y ese nombre... 

¿De dónde ha salido?”

 

Ya, ya lo sé, ¿Qué clase de tarado le pone un nombre así a su negocio?. En un momento te cuento de dónde viene, pero lo primero es lo primero.

Me llamo Arturo García, cosecha del 83, vivo en pecado con la cerda estratega, ya terminé de pagar mi hipoteca, tengo dos fieras (la princesa valiente y el gordo) y en 2012 me dio por emprender. El problema es que no me gustaba vender, así que estuve haciendo el gilipollas más de tres años, hasta que casi reviento y mando a tomar por culo el negocio.

¿Por qué? ¿No tenía clientes?

Que va, más bien al contrario. Hay una frase que lo resume muy bien...

 

Si cobras barato nunca te faltará trabajo, pero siempre te faltará tiempo

 

 Es así de sencillo.

Yo hacía webs y, a pesar de tener mucha más demanda de la que podía atender, me pasaba el día amargado, por tres razones:

  • Porque veía a otros competidores cobrar el triple por servicios similares.
  • Porque los clientes me regateaban mientras se guardaban el iPhone en la americana de Lacoste, ya me entiendes.
  • Porque mi cuenta bancaria y mis horas trabajadas no se ponían de acuerdo.

Así que hice lo que tenía que haber hecho tres años antes: aprender a vender.

 

"Entonces… ¿De dónde viene lo de Cerdo Estratega?"

 

Pues verás, hay un cuento popular, o una fábula, no sé exactamente lo que es, que cuenta la historia de un cerdo y una gallina que deciden montar juntos un restaurante. Los dos están a tope con la idea, cachondos perdidos pensando que de esta se compran el Lambo. 

Cuando llega el momento de elegir nombre para el garito la gallina propone “Bacon & Eggs”.

En ese momento al cerdo se le cambia la cara y le dice a la gallina que se lo ha pensado mejor y que no quiere montar un restaurante con ella.

 

  • Gallina: “Pero, ¿Por qué Cerdo? si estabas tan emocionado como yo con la idea ¿Qué ha pasado?”
  • Cerdo: “Pues mira gallina, no quiero ser tu socio porque veo que en este negocio yo pondría el bacon, o lo que es lo mismo, la vida, mientras que tú solo pondrías los huevos, lo que te sobra”.

 

Y ese es el tema, que en esta vida hay emprendedores cerdo y emprendedores gallina. Y yo, si te digo la verdad, a estas alturas de la película no me considero diseñador, comercial ni copywriter.

Me considero un emprendedor cerdo.

Un cerdo.

Un cerdo estratega.

 

Podría dejar ahí la historia y quedaría como un señor, pero el mérito del nombre no es mío. Atiende, que tiene guasa

 

Desde principios de 2019 escribo -casi- un email al día, lo que equivale a unos nueve o diez libros (hemos hecho las cuentas), así que con tanto correo recibo respuestas de todo tipo. Los elogios y las palabras de ánimo te alegran el día, pero las anécdotas divertidas surgen de las críticas.

Un día me escribió un suscriptor súper indignado, al parecer uno de mis correos le había parecido tan inadmisible que decidió buscar un hueco en su ajetreada agenda para compartir su malestar conmigo.

Este fenómeno es algo de lo que podríamos hablar, que una persona se tome la molestia de escribirte despotricando sobre un contenido -por el que no paga un céntimo- en lugar de darse de baja y pasar a otra cosa... es para hacérselo mirar.

El caso es que el tío me escribió bastante mosqueado y, en tono peyorativo, me dijo:

 

“Tú vas de listo y en realidad no tienes ni puta idea de lo que hablas. No eres más que un cerdo estratega.”

 

Y ya está. Pá la saca. Lo que a él le pareció un desprecio a mí me pareció un nombre cojonudo, así que desde aquí quiero dar las gracias a este amable suscriptor -que me dedicó parte de su tiempo- por ayudarme con el naming de mi negocio.

Por cierto, este suscriptor se convirtió en cliente mío unos meses más tarde. Qué cosas…

Bien, llevamos 645 palabras y todavía no te he hablado de mi propuesta de valor, de cómo puedo ayudarte, ni de qué beneficios vas a obtener si te suscribes a mi newsletter.

No lo voy a hacer.

Me da pereza.

Paso.

Lo que sí te digo es que hay más de 6.000 incautos que, por alguna extraña razón, consideran que merece la pena recibir mis emails.

No sé.

Ellos sabrán.

 

Venga, ponme una de emails

 ¿Cómo dices? ¿Que quieres saber más de mí? Pues toma, que te vas a hinchar...

 

Te dejo por aquí algunas entrevistas que me han hecho, de más reciente a más antigua. Madre de amor hermoso... cómo hemos cambiado...

 

 

Pero, si de verdad me quieres conocer, te recomiendo que te apuntes a mi newsletter.

 

Vale, a ver qué me cuentas